Heráclito de Éfeso (540 a.C. - h. 470 a.C.)

Muerte: Fue apodado el Oscuro por su carácter enigmático. Su oscuridad ha quedado caricaturizada en la leyenda acerca de su muerte: Hacia el final de su vida se retiró a los montes donde se alimentó de hierbas y plantas, movido por su misantropía (actitud de aversión general hacia el ser humano). Por esto enfermó de hidropesía ( una acumulación de líquido en los tejidos) y tuvo que volver a la ciudad. Preguntó a los médicos enigmáticamente si podrían hacer de la lluvia una sequía. Como estos no lo entendieron, se enterró a sí mismo en un estercolero, esperando que el calor del estiércol le absorbiera la humedad. Lo que resultó en el fatal desenlace de su muerte.

Enseñanzas: Las enseñanzas de Heráclito quedaron recogidas en una obra perdida titulada, "De la naturaleza", dividido en tres secciones: “El universo”, “La política” y “La teología”. Pero las fuentes de lo que ha llegado hasta nosotros de su doctrina son citas, referencias y comentarios de otros autores.
Heráclito no escribió, ningún texto, sino que sus enseñanzas fueron exclusivamente orales, y sus discípulos se encargaron de reunir lo esencial de ellas en forma de sentencias. Todo ello dificulta la interpretación de su pensamiento.

La cosas nacen del fuego por la vía descendente (fuego, aire, agua, tierra) y vuelven a él por la ascendente (tierra, agua, aire, fuego).
Además afirma que todo está expuesto a un cambio y un flujo incesantes ("Todo fluye y nada permanece", "una persona no podía bañarse dos veces en el mismo río".)
Incorporó el concepto de "devenir" considerándolo una realidad básica subyacente a todas las cosas. Afirmaba que el fundamento de todas las cosas está en un cambio incesante. Todo se transforma en un proceso de nacimiento y destrucción al que nada escapa.
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